viernes, junio 15, 2007

CONVOCATORIA


UNA FRÍA MAÑANA DE DOMINGO



El día en que el profesor Gamboa, leyó la Sucia Mañana de Lunes y posteriormente nos hablo acerca de la obra, Opio en las Nubes, de sus matices, de la aceptación que estaba teniendo en la literatura actual, de su autor el cual había fallecido, creo un ambiente de curiosidad colectivo en nosotros, más aun con el desenlace de este capitulo, en donde alguien se suicidaba, “profesor entonces el que se suicido fue el autor”, dijeron unos, “profe, entonces la obra es una autobiografía y el autor hizo realidad el final”, dijeron otros, “si quieren saber saber, que fue lo que paso, lean la obra” dijo Gamboa.



En el transcurrir de la clase recuerdo, que después de haber pasado por las manos de cada uno, que cada quien hizo lo suyo, hubo quien dio una ojeada rápida al libro, hubo quien solo se intereso por saber cuantas paginas tenia, “huy marica eso esta muy largo”, dijo alguien que estaba a mi lado.


POR FÍN LLEGO A MÍ


Observe la portada, e instintivamente fui al prólogo, Alabimbombao, “que será esto”, me pregunte y lentamente sin darme cuenta me sumergí, en el transcurrir de un instante en la vida de Carolo, el Loco y Susy, narrado por Pink a Lerner.


“Todos terminaron mal. Mal Mierda, que cosa qué cosa tan jodida. Calor. Sangre. Una moto. Tal vez una jeringa. Un teléfono. Un mensaje que decía Susy te llamo a las 8 p.m. después del partido trip trip trip. Eran Carolo y el Loco. Le digo a Lerner que no sé cómo empezar y entonces Lerner me responde fresco Pink, como vamos vamos bien trip trip trip. Bien. Carolo y el Loco. Calor Sangre. Una moto. Calor. Lluvia” (1).


El capitulo de la obra al cual pertenece este segmento, no es más que un claro ejemplo de lo que viven los jóvenes en la actualidad. La indiferencia de los adultos ante los problemas de los jóvenes, esa manía de los padres de creerse siempre con la razón, que lo único que vale es lo que ellos piensan y que sus opiniones deben prevalecer sobre la de sus hijos, y por lo tanto no tiene ningún sentido, escucharlos. Esto sumado a problemas de drogadicción, el sentimiento de soledad e incomprensión, la baja autoestima, las malas amistades, hacen que los adolescentes terminen tan mal como los personajes de Chaparro (2).



La realidad del contexto social es planteada por la obra y aunque al parecer esta no es la finalidad que busca su autor, este utiliza la razón lo tangible, en una mezcla de surrealismo y realidad que nos transporta de un lugar a otro a través del texto. Dicha razón como lo plantea Kant es: “ Entiendo por uso público de la propia razón aquel que alguien hace de ella en cuanto a docto ( Gelehrter) ante el gran público del mundo de los lectores” (3), entonces Chaparro plasma su punto de vista del mundo y sin proponérselo, plasma también una visión del mundo, de la sociedad, de la infinita soledad, que abruma al hombre en medio del bullicio, de la multitud, de las moles de concreto en que se han convertido las ciudades, de la monotonía, de los muertos vivientes en que nos hemos convertido.



AHORA EN CASA


Después de todo termino de leer Opio en las Nubes, a pesar de lo complicado que fue leerlo.
Ahora se que Rafael Chaparro no se suicido, al contrario murió a la edad de 31 años victima de (Lupus), enfermedad rara por cierto, rara como lo fue su vida, o por lo menos como lo deja entrever el prólogo.



“Por más llenos de fantasías, paradojas, anacronismos o características extremas, los personajes de Opio, son seres de carne y hueso, se mueven con el descaro de los inclasificables, lo que traduce: sinceros. Estas personas, incluyendo los gatos, llenos de sueños podridos y sangre con olor a vodka o a nitrógeno o a sopa de paquete, caminan por todos los sitios de la ciudad que nosotros hemos caminado o por lo menos hemos querido caminar. Se drogan como no hemos sido capaces, como lo logro Burroughs con la heroína y la pluma, pueden tomar whisky a las siete de la mañana como lo hizo Bukowski con el vino y la cerveza hasta la muerte(recordemos su propuesta de epitafio “ aquí yace Bukowuki, podrido en la vida y aquí también”)”(4), en esta parte Fabio Rubiano Orjuela nos habla acerca de los personajes (personas), y es evidente que todas ellas, son sustraídas de la realidad, y por más fantasiosos que parezcan, tal ves cada uno de nosotros llevamos un Pink tomate dentro, cuando somos suspicaces, irónicos, enamoradizos, ya que a este gato al que chaparro le da cualidades humanas es quien inicia la narración de la historia, alguien a quien poco o nada le preocupa el mundo, quien solo vive el presente “porque para nosotros los gatos no existe el pasado. O bueno, sí existe, lo que pasa es que lo ignoramos. En cuanto al futuro nos parece que es pura y física mierda. Sólo existe el presente y punto” (5), para este personaje la vida gira entorno a una mujer, quien además de ser su dueña es también su verdugo, y este es su mascota y confidente a la vez.



A Pink tomate, le gusta la noche, la calle el alcohol, el amor, las caricias de Amarilla, “esta jodido”, esta con ella, esta con ella sin importar que lo arroje al vacio desde una azotea. No se sospecho que a lo largo de la obra, Chaparro quiso ser Pink, o tal vez lo fue, o tal ves Pink quiso ser Chaparro.

Amarilla, que mujer esta, por la descripción que hace Pink de ella, es una mujer hermosa, solitaria, una bohemia empedernida, inestable, que se deprime fácilmente, a quien le encanta salir con su gato al parque, la cual su vida parece estar marcada por la fatalidad, basta recordar cuando sentada es su sofá leyendo el periódico, muestra a Pink la noticia de un hombre que mataron por una orinada, horas más tarde, sentada bajo un bajo un árbol del parque se vuelve testigo, del suicidio frustrado de una mujer. Entonces Amarilla se convierte en una persona como cualquiera de nosotros, a quien le afecta, esta dura y cruel realidad, por la que atraviesa el hombre de hoy. La intolerancia, la subvaloración de la vida, ya sea la propia o ajena, una mujer que en busca de un escape a la realidad, se embriaga, considera la posibilidad de suicidarse, en fin el caso de Amarilla, termina siendo un caso más, como lo son los de los suicidas del puente de la variante acá en Ibagué, o los del salto del Tequendama, o como lo son todos los suicidas, quienes victimas de la agobiante situación de desempleo, de problemas personales, familiares o emocionales, terminan encontrando en el suicidio, la única solución a sus problemas.



Es así como retomando lo expuesto por Lukács quien considera “que el novelista no debería renunciar a la totalidad como perspectiva, pues solo en este caso la obra artística supone no ya un reflejo del mundo sino de su descubrimiento. En este sentido, la verdadera literatura refleja la realidad, es decir, las objetivas circunstancias históricas y sociales, anteriores a su presentación artística. Cualquier obra literaria verdadera salta por encima de estilos o temas para presentar al lector una visión totalizadora de la realidad” (6), y es eso sin lugar a dudas lo que Chaparro logra con su obra, descubre ante nuestros ojos, ingenuos unos, incrédulos otros, indiferentes o pudorosos, una realidad que reclama ser escuchada desde las oscuras entrañas de una calle capitalina o desde la magnifica y embriagante avenida Blanchot y el malecón al final de esta, de donde se gestaba la vida nocturna de la ciudad, pues era allí donde se encontraban todos los bares y estos servían como punto de encuentro de los muertos vivientes, ya que en estos sitios, bajo las luces, las nubes de humo azul, bajo el efecto electrizante de la música y el vodka, con la compañía de alguna mujer, estos personajes se olvidaban por un instante de sus patéticas vidas, llegaban allí en busca de satisfacción, lamentablemente para algunos, no era posible hallarla, como en el caso de Sven, el hombre que olía a tigre fatigado, que volvió de la muerte al bar del capitán Nirvana y le narro a Max, como fueron sus últimos días al lado de Amarilla.



Sven un hombre desubicado, el cual fue marcado en su juventud por Helga la bestia ardiente de las nieves, los cigarrillos y el whisky, recomendados por revistas suecas, las cuales coleccionaban en la casa del árbol, en donde el y sus amigos pasaban los días planeando conquistar chicas.
No se sabe a ciencia cierta que clase de educación recibió Sven, si sus padres fueron gente decente o no, lo que si es claro como lo deja entrever la obra, es que es una vida que se echo a perder, en parte gracias a la mercadotecnia, como sucede en la actualidad con la mayoría de los jóvenes, estos quieren ser aceptados, populares, vivir los placeres que viven los adultos, todo esto coartados por slogan publicitarios, que incitan al tabaquismo, al alcoholismo, a vestir de cierta forma, con la promesa que el consumo de dichos productos los hará únicos, irremplazables, amados y que nada ni nadie se interpondrá, entre ellos y su deseo de grandeza.



Según lo plantea William Ospina “Esta extraña potestad ha descubierto lo que descubrió Schopenhauer, que el destino que el destino del hombre no es más que una cadena de apetitos que siempre se renuevan, un anhelar que no encuentra jamás su saciedad definitiva, un girar eternamente en la rueda de la necesidad y en la ilusión de satisfacerla. Pero ese descubrimiento, que puede llevar a un filosofo a proponer la valoración absoluta del instante, el gozo de lo efímero, y la exaltación del deseo que “siempre recomienza” como el mar de Valery, ha llevado a la industria a aprovechar esa condición humana para los atroces designios de una acumulación ciega y sórdida. Los valores que la humanidad exalto durante siglos como formas ideales o especialmente gratas de su existencia, la juventud, la salud, la belleza, el vigor, terminan siendo utilizados como señuelos para inducir a los hombres a un consumismo cada vez más artificial e injustificado” (7) y en la obra como en la vida real esto sucede con más frecuencia de la que suponemos, así de la misma manera, Sven y sus amigos, se emborrachan, fuman y tratan de ser felices, mientras la juventud se les escapa de las manos, sin que estos puedan evitarlo.



Adrede o inconscientemente, aunque me inclino más por lo primero Chaparro hace referencia de las marcas de cigarrillos (Lucky Strike, Philip Morris products Inc. Richmond, va. Flip Top Box Made in USA), como una forma irónica de dar cierto status social a sus personajes en medio de la mediocridad de sus vidas, hecho que por cierto es muy usual en la cotidianidad, pues siempre prevalece el aparentar, el ser quien realmente no se es, bajo las condiciones impuestas por la publicidad, y finalmente todo se reduce a la moda, el sitio de moda, la ropa, la forma de expresarnos, el corte de cabello, nuestros hábitos, son constantemente renovados, por los medios publicitarios, no solamente locales, también foráneos, apostándonos en una carrera frenética de consumismo.



La ciudad que Chaparro pone frente a nosotros, es una ciudad descompuesta, gris, triste, cuyos olores van, desde la fresa, que es el olor característico de las mujeres en la obra, el olor a vodka, a whisky, a cigarrillo, a lluvia, a sangre, a locura, hasta olores como el atún proveniente del “mar”, esta ciudad según Rubiano “es la misma que caminamos o por lo menos tratamos de caminar”, acá o en cualquier otra parte del mundo, Londres o Bogotá, es igual, las ciudades son lugares tenebrosos, que guardan secretos, son gigantes de concreto, los cuales son transformados por la oscuridad en monstruos que se alimentan de la vida de los hombres, que tienen sus propios olores, que huelen a indiferencia, a soledad y a muerte.



Por otro lado la ciudad de Chaparro toca la problemática del homosexualismo, la misma problemática que nuestras ciudades es decir las tangibles, las reales, tratan de esconder, o por lo menos la ciudad ignora, niega, repudia, pero que al final existe pese a todo prejuicio y moralismos superficiales. Entonces esa realidad social es tomada por el autor como lo plantea Pierre Bourdieu en su teoría del Campo Literario “Goldmann estudia los textos para comprobar en que medida recogen la visión del mundo, de la clase o grupo a la cual pertenece su autor.


Cuanto más se acerque un texto a la articulación más completa de esa visión, más clara será su validez artística. Las obras literarias no deben verse solo como creaciones de individuos sino de un sujeto colectivo, de unas estructuras mentales transindividuales, es decir, de las ideas y valores que comparte un grupo” (8), tomando a opio como base, de lo anterior es evidente que su autor, logra sacar a flote el lado oscuro que lleva dentro, al mismo tiempo que devela el lado oscuro de una sociedad, inmersa en la soledad, en la trivialidad, en el alcoholismo y la drogadicción. Esa misma sociedad que es victima y victimario, que se autodestruye, que trata de ignorar a los marginados o “inclasificables que traduce: sinceros” como los llama Rubiano en el prólogo.


------------------------------------------------------------------------------------------------
(1). OBRA, Opio en las Nubes.
(2). CHAPARRO, Madiedo Rafael.
(3). KANT, Emmanuel. Ensayo Carlos Gamboa (El uso publico de la Razón Kantiana y su relación con la literatura).
(4). PRÓLOGO, Opio en las Nubes.
(5). OBRA, Opio en las Nubes.
(6). LUKÁCS, ¿Qué es la sociocrítica?, El Marxismo y los estudios literarios.
(7). OSPINA, William. Ensayo (El canto de las sirenas).
(8). GOLDMANN, Lucien. ¿Qué es la sociocrítica?, Pierre Bourdieu: teoría del campo literario.