jueves, abril 17, 2008

APROXIMACIONES ANALÍTICAS A LA POESÍA SIMBOLISTA FRANCESA Y EL CUENTO LATINOAMERICANO


Teniendo en cuenta la vida desordenada del poeta Charles Baudelaire y el tiempo de convulsión en la cual se encontraba Europa especialmente Francia, el autor a lo largo de su obra deja ver su inmenso y frustrante deseo de libertad.


Elevación es un compendio de arquetipos que hacen parte de esquemas diaireticos (nubes, soles, éteres, estrelladas esferas), los cuales son simbolismos y según Eliade un símbolo “se refiere siempre a una realidad o a una situación que compromete la existencia humana”, en este caso particular todo podría reducirse como se menciono anteriormente a un deseo de libertad a romper ataduras, que su voz pudiera ser libre es decir al clamor de la libre expresión y utiliza la figura de las aves para representar su deseo, “¡feliz aquel que puede con brioso aleteo lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!- Aquel cuyas ideas...” es por esto que como lectores podemos intuir desconcierto por la vida y una dependencia de los vicios.


Por otro lado en el caso de “Sol y Carne” de Arthur Rimbaud y teniendo en cuenta el contexto socio-cultural, en el cual transcurrió su vida, su homosexualidad y la gran influencia de Baudelaire en su obra, los simbolismos que se encuentran en ella son similares o por lo menos en el caso de estas dos poesías.


“En el gran día, fatigado de romper los ídolos, resucitara, libre de todos sus dioses y como es del cielo escrutara los cielos” Rimbaud al igual que Baudelaire se resiste a las ataduras que impone la religión y propone el fin del hombre común y es entonces donde se vislumbran rezagos renacentistas.


Otro elemento al que se hace referencia en la obra, es a la “arcilla”, “El ideal, el pensamiento invencible, eterno, todo el dios que vive bajo su arcilla carnal se alzará, se alzará, ardera bajo su frente. Y cuando le veas sondear el inmenso horizonte, vencedor de los viejos yugos, libre de todo miedo te acercaras a darle la santa redención”, por lo tanto aplicando lo expuesto por Trevi “… el símbolo es así la dimensión que adquiere cualquier objeto (artificial o natural) cuando éste puede evocar una realidad que no es inmediatamente inherente” es decir cuando existe una relación de doble sentido, entonces la arcilla como elemento natural al que el hombre puede moldear, nos deja entrever, que los dioses y el mismo hombre han sido creados moldeados, con el fin de atar, de inhibir la libertad.


Por ultimo el autor hace referencia al a lira, a Calpigia, y a Eros; instrumento musical, otro nombre de Venus y dios de la mitología griega (dios del amor) respectivamente, lo que teniendo en cuenta la relación de doble sentido, permite apreciar el idealismo del poeta el cual considera que el arte y el amor son elementos por medio de los cuales el hombre puede ser libre.


Por otra parte en el cuento “Los Amigos” de Julio Cortázar nos remite a una época de grandes conflictos sociales en su natal Argentina. La muerte es la característica relevante dentro del relato.
La palabra “Juego” denota reglas, participantes, objetivo, triunfo y derrota, dentro de la historia el asesinar es un juego, los participantes Romero y Beltrán, tienen definidos los roles desde un comienzo (victima y victimario). Según Durand “una imagen de valor simbólico, es la que contiene lo que Souriau llama el Ángel de la Obra, es decir, la que encierra un contenido que la trasciende”, en este caso la amistad esta sujeta a una reflexión por parte del autor y da a conocer como esta es subvalorada.


En “Espantos de Agosto” Gabo nos traslada a una época contemporánea tal ves, en un paraje europeo. Su relato encierra lo mítico representado por medio de Ludovico “el gran señor de las artes y de la guerra”, que en un momento de locura asesino a su esposa y posteriormente se suicido. Por medio del sicoanálisis y explícitamente del subconsciente, al respecto Lacan afirma “como sostener una hipótesis como la del inconsciente si no se ve que es la manera que tuvo el sujeto, si es que hay algún otro sujeto que aquel que esta dividido, de estar impregnado, podría decirse, por el lenguaje”, entonces la locura es la manifestación de la revelación de nuestro espíritu hacia la realidad, pero al mismo tiempo es la unión de representaciones por medio del lenguaje.

domingo, abril 13, 2008

NÚCLEO PROBLÉMICO 1 - 2









GABRIEL JOSÉ GARCÍA MÁRQUEZ



Nació en Aracataca (Colombia) en 1928. Cursó estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá, el 12 de diciembre de 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena el 25 de febrero de 1947, aunque sin mostrar excesivo interés por los estudios. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo. Inmediatamente después del "Bogotazo" (el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, las posteriores manifestaciones y la brutal represión de las mismas), comenzaron sus colaboraciones en el periódico liberal El Universal, que había sido fundado el mes de marzo de ese mismo año por Domingo López Escauriaza.Había comenzado su carrera profesional trabajando desde joven para periódicos locales; más tarde residiría en Francia, México y España. En Italia fue alumno del Centro experimental de cinematografía. Durante su estancia en Sucre (donde había acudido por motivos de salud), entró en contacto con el grupo de intelectuales de Barranquilla, entre los que se contaba Ramón Vinyes, ex propietario de una librería que habría de tener una notable influencia en la vida intelectual de los años 1910-20, y a quien se le conocía con el apodo de "el Catalán" -el mismo que aparecerá en las últimas páginas de la obra más célebre del escritor, Cien años de soledad (1967). Desde 1953 colabora en el periódico de Barranquilla El nacional: sus columnas revelan una constante preocupación expresiva y una acendrada vocación de estilo que refleja, como él mismo confesará, la influencia de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna. Su carrera de escritor comenzará con una novela breve, que evidencia la fuerte influencia del escritor norteamericano William Faulkner: La hojarasca (1955). La acción transcurre entre 1903 y 1928 (fecha del nacimiento del autor) en Macondo, mítico y legendario pueblo creado por García Márquez. Tres personajes, representantes de tres generaciones distintas, desatan -cada uno por su cuenta- un monólogo interior centrado en la muerte de un médico que acaba de suicidarse. En el relato aparece la premonitoria figura de un viejo coronel, y "la hojarasca" es el símbolo de la compañía bananera, elementos ambos que serían retomados por el autor en obras sucesivas.En 1961 publicó El coronel no tiene quien le escriba, relato en que aparecen ya los temas recurrentes de la lluvia incesante, el coronel abandonado a una soledad devastadora, a penas si compartida por su mujer, un gallo, el recuerdo de un hijo muerto, la añoranza de batallas pasadas y... la miseria. El estilo lacónico, áspero y breve, produce unos resultados sumamente eficaces. En 1962 reúne algunos de sus cuentos -ocho en total- bajo el título de Los funerales de Mamá Grande, y publica su novela La mala hora. Pero toda la obra anterior a Cien años de soledad es sólo un acercamiento al proyecto global y mucho más ambicioso que constituirá justamente esa gran novela. En efecto, muchos de los elementos de sus relatos cobran un interés inusitado al ser integrados en Cien años de soledad. En ella, Márquez edifica y da vida al pueblo mítico de Macondo (y la legendaria estirpe de los Buendía): un territorio imaginario donde lo inverosímil y mágico no es menos real que lo cotidiano y lógico; este es el postulado básico de lo que después sería conocido como realismo mágico. Se ha dicho muchas veces que, en el fondo, se trata de una gran saga americana. Macondo podría representar cualquier pueblo, o mejor, toda Hispanoamérica: a través de la narración, asistimos a su fundación, a su desarrollo, a la explotación bananera norteamericana, a las revoluciones, a las contrarrevoluciones... En suma, una síntesis novelada de la historia de las tierras latinoamericanas. En un plano aún más amplio puede verse como una parábola de cualquier civilización, de su nacimiento a su ocaso.Tras este libro, el autor publicó la que, en sus propias palabras, constituiría su novela preferida: El otoño del patriarca (1975), una historia turbia y cargada de tintes visionarios acerca del absurdo periplo de un dictador solitario y grotesco. Albo más tarde, publicaría los cuentos La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1977), y Crónica de una muerte anunciada (1981), novela breve basada en un suceso real de amor y venganza que adquiere dimensiones de leyenda, gracias a un desarrollo narrativo de una precisión y una intensidad insuperables. Su siguiente gran obra, El amor en los tiempos del cólera, se publicó en 1987: se trata de una historia de amor que atraviesa los tiempos y las edades, retomando el estilo mítico y maravilloso. Una originalísima y gran novela de amor, que revela un profundo conocimiento del corazón humano. Pero es mucho más que eso, debido a la multitud de episodios que se entretejen con la historia central, y en los que brilla hasta lo increíble la imaginación del autor. En 1982 le había sido concedido, no menos que merecidamente, el Premio Nobel de Literatura. Una vez concluida su anterior novela vuelve al reportaje con Miguel Littin, clandestino en Chile (1986), escribe un texto teatral, Diatriba de amor para un hombre sentado (1987), y recupera el tema del dictador latinoamericano en El general en su laberinto (1989), e incluso agrupa algunos relatos desperdigados bajo el título Doce cuentos peregrinos (1992). Nuevamente, en sus últimas obras, podemos apreciar la conjunción de la novela amorosa y sentimental con el reportaje: así en Del amor y otros demonios (1994) y Noticia de un secuestro (1997). Ha publicado también libros de crónicas, guiones cinematográficos y varios volúmenes de recopilación de sus artículos periodísticos: Textos costeños, Entre cachacos, Europa y América y Notas de prensa.Recientemente, la editorial Alfaguara ha publicado una completa biografía de Gabriel García Márquez, Viaje a la semilla, de Dasso Saldívar. Finalmente, a quien le interese la voz directa de García Márquez, podrá consultar el libro de entrevistas El olor de la papaya (1982). O, mejor aún, los sucesivos tomos que constituirían la extensa autobiografía del autor, Vivir para contarlo, cuyo ejercicio, según el propio García Márquez constituye, básicamente, una garantía para mantener "el brazo caliente" entre dos novelas.
ESPANTOS DE AGOSTO
Llegamos a Arezzo un poco antes del medio día, y perdimos más de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado en aquel recodo idílico de la campiña toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas inútiles volvimos al automóvil, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vieja pastora de gansos nos indicó con precisión dónde estaba el castillo. Antes de despedirse nos preguntó si pensábamos dormir allí, y le contestamos, como lo teníamos previsto, que sólo íbamos a almorzar. – Menos mal – dijo ella – porque en esa casa espantan. Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos de1 medio día, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente. Miguel Otero Silva, que además de buen escritor era un anfitrión espléndido y un comedor refinado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar. Como se nos había hecho tarde no tuvimos tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarnos a la mesa, pero su aspecto desde fuera no tenía nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la visión completa de la ciudad desde la terraza florida donde estábamos almorzando. Era difícil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas cabían noventa mil personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable. Sin embargo, Miguel Otero Silva nos dijo con su humor caribe que ninguno de tantos era el más insigne de Arezzo. – El más grande – sentenció – fue Ludovico. Así, sin apellidos: Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo de su desgracia, y de quien Miguel nos habló durante todo el almuerzo. Nos habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos contó cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo a sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos aseguró, muy en serio, que a partir de la media noche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor. El castillo, en realidad, era inmenso y sombrío. Pero a pleno día, con el estómago lleno y el corazón contento, el relato de Miguel no podía parecer sino una broma como tantas otras suyas para entretener a sus invitados. Los ochenta y dos cuartos que recorrimos sin asombro después de la siesta, habían padecido toda clase de mudanzas de sus dueños sucesivos. Miguel había restaurado por completo la planta baja y se había hecho construir un dormitorio moderno con suelos de mármol e instalaciones para sauna y cultura física, y la terraza de flores intensas donde habíamos almorzado. La segunda planta, que había sido la más usada en el curso de los siglos, era una sucesión de cuartos sin ningún carácter, con muebles de diferentes épocas abandonados a su suerte. Pero en la última se conservaba una habitación intacta por donde el tiempo se había olvidado de pasar. Era el dormitorio de Ludovico. Fue un instante mágico. Allí estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el sobrecama de prodigios de pasamanería todavía acartonado por la sangre seca de la amante sacrificada. Estaba la chimenea con las cenizas heladas y el último leño convertido en piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al óleo del caballero pensativo en un marco de oro, pintado por alguno de los maestros florentinos que no tuvieron la fortuna de sobrevivir a su tiempo. Sin embargo, lo que más me impresionó fue el olor de fresas recientes que permanecía estancado sin explicación posible en el ámbito del dormitorio. Los días del verano son largos y parsimoniosos en la Toscana, y el horizonte se mantiene en su sitio hasta las nueve de la noche. Cuando terminamos de conocer el castillo eran más de las cinco, pero Miguel insistió en llevarnos a ver los frescos de Piero della Francesca en la Iglesia de San Francisco, luego nos tomamos un café bien conversado bajo las pérgolas de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida. De modo que nos quedamos a cenar. Mientras lo hacíamos, bajo un cielo malva con una sola estrella, los niños prendieron unas antorchas en la cocina, y se fueron a explorar las tinieblas en los pisos altos. Desde la mesa oíamos sus galopes de caballos cerreros por las escaleras, los lamentos de las puertas, los gritos felices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos. Fue a ellos a quienes se les ocurrió la mala idea de quedarnos a dormir. Miguel Otero Silva los apoyó encantado, y nosotros no tuvimos el valor civil de decirles que no. Al contrario de lo que yo temía, dormimos muy bien, mi esposa y yo en un dormitorio de la planta baja y mis hijos en el cuarto contiguo. Ambos habían sido modernizados y no tenían nada de tenebrosos. Mientras trataba de conseguir el sueño conté los doce toques insomnes del reloj de péndulo de la sala, y me acordé de la advertencia pavorosa de la pastora de gansos. Pero estábamos tan cansados que nos dormimos muy pronto, en un sueño denso y continuo, y desperté después de las siete con un sol espléndido entre las enredaderas de la ventana. A mi lado, mi esposa navegaba en el más apacible de los inocentes. Qué tontería – me dije –, que alguien siga creyendo en fantasmas por estos tiempos. Sólo entonces me estremeció el olor de fresas recién cortadas, y vi la chimenea con las cenizas frías y el último leño convertido en piedra, y el retrato del caballero triste que nos miraba desde tres siglos antes en el marco de oro. Pues no estábamos en la alcoba de la planta baja donde nos habíamos acostado la noche anterior, sino en el dormitorio de Ludovico, bajo la cornisa y las cortinas polvorientas y las sábanas empapadas de sangre todavía caliente de su cama maldita.


Julio Cortázar


[1914-1984]


Hijo de argentinos, nació en Bruselas (Bélgica), por lo que el idioma francés fue parte de él, y lo haría pronunciar la 'erre' casi como un "ge", en español Estudió inglés y alemán, y gracias a ello se ganó la vida haciendo algunos trabajos de traducciones. Aficionado al buen jazz y al boxeo como espectador, la trompeta fue su instrumento más querido después de la máquina de escribir. Cortázar vivió en Argentina hasta 1951, donde trabajó como maestro. Pero la llegada del peronismo al poder, en 1945, complicaría la vida del escritor que, hasta entonces, no se mostraba involucrado en ningún tipo de causas sociales. Aunque los años lo harían acercarse claramente a los ideales del socialismo, sería criticado por algunos de un intelectualismo utópico para lo que pasaba en la Latinoamérica de los 60.
En noviembre de 1951 una beca del gobierno francés le da la oportunidad de viajar a París por un año, pero su estadía se extendería mucho más tiempo, hasta su muerte en 1984. Allí publicaría Bestiario, su primer libro de cuentos, y al que le sucederían, entre otros, Final del Juego (1956), Las armas secretas (1959), su primer novela: Los premios (1960), Historias de Cronopios y de Famas (1962), Rayuela (1963), Todos los fuegos el fuego, La vuelta al día en ochenta mundos (1967), Modelo para armar (1968), Ultimo round (1969), El libro del Manuel (1973), Un tal Lucas (1979), Queremos tanto a Glenda (1980) y Deshoras (1982).
Murió en París el 12 de febrero de 1984, sus restos descansan en el cementerio de Montparnasse.
LOS AMIGOS
En ese juego todo tenía que andar rápido. Cuando el Número Uno decidió que había que liquidar a Romero y que el Número Tres se encargaría del trabajo, Beltrán recibió la información pocos minutos más tarde. Tranquilo pero sin perder un instante, salió del café de Corrientes y Libertad y se metió en un taxi. Mientras se bañaba en su departamento, escuchando el noticioso, se acordó de que había visto por última vez a Romero en San Isidro, un día de mala suerte en las carreras. En ese entonces Romero eta un tal Romero, y él un tal Beltrán; buenos amigos antes de que la vida los metiera por caminos tan distintos. Sonrió casi sin ganas, pensando en la cara que pondría Romero al encontrárselo de nuevo, pero la cara de Romero no tenía ninguna importancia y en cambio había que pensar despacio en la cuestión del café, y del auto. Era curioso que al Número Uno se le hubiera ocurrido hacer matar a Romero en el café de Cochabamba y Piedras, y a esa hora; quizá, si había que creer en ciertas informaciones, el Número Uno ya estaba un poco viejo. De todos modos, la torpeza de la orden le daba una ventaja: podía sacar el auto del garaje, estacionarlo con el motor en marcha por el lado de Cochabamba, y quedarse esperando a que Romero llegara como siempre a encontrarse con los amigos a eso de las siete de la tarde. Si todo salía bien evitaría que Romero entrase en el café, y al mismo tiempo que los del café vieran o sospecharan su intervención. Era cosa de suerte y de cálculo, un simple gesto (que Romero no dejaría de ver, porque era un lince), y saber meterse en el tráfico y pegar la vuelta a toda máquina. Si los dos hacían las cosas como era debido -y Beltrán estaba tan seguro de Romero como de él mismo- todo quedaría despachado en un momento. Volvió a sonreír pensando en la cara del Número Uno cuando más tarde, bastante más tarde, lo llamara desde algún teléfono público para informarle de lo sucedido.
Vistiéndose despacio, acabó el atado de cigarrillos y se miró un momento al espejo. Después sacó otro atado del cajón, y antes de apagar las luces comprobó que todo estaba en orden. Los gallegos del garaje le tenían el Ford como una seda. Bajó por Chacabuco, despacio, y a las siete menos diez se estacionó a unos metros de la puerta del café, después de dar dos vueltas a la manzana esperando que un camión de reparto le dejara el sitio. Desde donde estaba era imposible que los del café lo vieran. De cuando en cuando apretaba un poco el acelerador para mantener el motor caliente; no quería fumar, pero sentía la boca seca y le daba rabia.A las siete menos cinco vio venir a Romero por la vereda de enfrente; lo reconoció enseguida por el chambergo gris y el saco cruzado. Con una ojeada a la vitrina del café, calculó lo que tardaría en cruzar la calle y llegar hasta ahí. Pero a Romero no podía pasarle nada a tanta distancia del café, era preferible dejarlo que cruzara la calle y subiera a la vereda. Exactamente en ese momento, Beltrán puso el coche en marcha y sacó el brazo por la ventanilla. Tal como había previsto, Romero lo vio y se detuvo sorprendido. La primera bala le dio entre los ojos, después Beltrán tiró al montón que se derrumbaba. El Ford salió en diagonal, adelantándose limpio a un tranvía, y dio la vuelta por Tacuarí. Manejando sin apuro, el Número Tres pensó que la última visión de Romero había sido la de un tal Beltrán, un amigo del hipódromo en otros tiempos.



ARTHUR RIMBAUD

Reseña biográfica
Poeta francés nacido en Charleville en 1854.Mostró desde pequeño un gran talento para la literatura. Muy joven se trasladó a Paris donde trabó amistad con importantes poetas de la época, especialmente con Paul Verlaine con quien sostuvo una tormentosa relación amorosa que terminó dos años después a raíz de serias disputas entre ambos. De esta época datan las primeras publicaciones "El barco borracho" en 1871 y "Una temporada en el infierno" en 1873.Su obra, de marcado tono simbolista, está profundamente influida por Baudelaire, por su interés en el ocultismo, en la religión y en la exploración sobre el subconsciente individual. La vida licenciosa lo obligó a dejar por algún tiempo la poesía, viajó por Europa, se dedicó al comercio en el Norte de África y a su regreso a Paris en 1891 ya había sido publicada su obra "Iluminaciones" en 1886. Falleció en noviembre de 1891.

SOL Y CARNE

¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue!
Porque el hombre ha terminado, el hombre
representó ya todos sus papeles.
En el gran día, fatigado de romper los ídolos,
resucitará, libre de todos sus dioses,
y, como es del cielo, escrutará los cielos.
El ideal, el pensamiento invencible, eterno,
todo el dios que vive bajo su arcilla carnal
se alzará, se alzará, arderá bajo su frente.
Y cuando le veas sondear el inmenso horizonte,
vencedor de los viejos yugos, libre de todo miedo,
te acercarás a darle la santa redención.
Espléndida, radiante, del seno de los mares,
tú surgirás, derramando sobre el Universo
con sonrisa infinita el amor infinito,
el mundo vibrará como una inmensa lira
bajo el estremecimiento de un beso inmenso...
El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás,
¡oh esplendor de la carne! , ¡oh esplendor ideal
¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora
en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes
la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con
nieve de las rosas
las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!










CHARLES BAUDELAIRE


Reseña biográfica
Poeta, novelista y crítico de arte francés, nacido en París en 1821.Al terminar sus estudios en Paris en 1834, fue enviado a las Antillas por su padrastro, quien quiso alejarlo de la vida bohemia y licenciosa que el joven llevaba. A su regreso a Paris inicia estudios de Derecho en 1840, incursiona en el ambiente literario entablando amistad con prominentes figuras del arte, y empieza a producir textos sobre crítica de arte y poesía.Considerado como modelo y padre de la poesía moderna, publicó en 1857 su máxima obra, "Las flores del mal", desatando una gran polémica por considerarla como una ofensa contra la moral pública. Luego aparecieron "Pequeños poemas en prosa" y Paraísos artificiales publicados en 1860.La sífilis que contrajo debido a su vida desordenada, le produjo afasia y una parálisis parcial que lo condujo a la muerte en 1867."Curiosidades estéticas", "El arte romántico", "Mi corazón al desnudo" y su "Epistolario" fueron publicados póstumamente.


ELEVACIÓN
Por encima de estanques, por encima de valles,
De montañas y bosques, de mares y de nubes,
Más allá de los soles, más allá de los éteres,
Más allá del confín de estrelladas esferas,

Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad
Y como un nadador que se extasía en las olas,
Alegremente surcas la inmensidad profunda
Con voluptuosidad indecible y viril.
Escápate muy lejos de estos mórbidos miasmas,
Sube a purificarte al aire superior
Y apura, como un noble y divino licor,
La luz clara que inunda los límpidos espacios.
Detrás de los hastíos y los hondos pesares
Que abruman con su peso la neblinosa vida,
¡Feliz aquel que puede con brioso aleteo
Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos
!Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras
Levantan hacia el cielo matutino su vuelo
¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo
La lengua de las flores y de las cosas mudas!






jueves, abril 10, 2008

PREGUNTAS GENERADORAS NÚCLEO 1 Y 2

1. ¿Cuáles son los principales aportes de la sicología a la construcción semántica del símbolo?

Partiendo del punto de las investigaciones hechas por Freud y posteriormente por Jump, en cuánto al papel que desempeña el subconsciente en las producciones simbólicas podríamos asegurar que uno de los aportes más relevantes es el hecho de ligar los sueños con los deseos y las vivencias reales del ser en su contexto social. El comprobar que nuestros sueños son una galería simbólica, la cual para las personas del común son siempre o casi siempre, algo inexplicable, sin mayor importancia, pero que gracias a este par de investigadores como a otros, se ha demostrado lo contrario.
Por otro lado el subjetivismo, la superstición, la revalidación del mito como orden simbólico o como lo expone Lacan “permitir al hombre redescubrirse a el mismo como su pasado colocándolo en un contexto social contemporáneo”.

2. Desde las diferentes corrientes del pensamiento se ha abordado el problema del símbolo ¿Cuáles son esos aportes más relevantes?

A partir de la lingüística se han establecido las diferencias que existen entre los conceptos de signo y símbolo, así como también el considerar a toda cultura un sistema de símbolos según el estructuralismo de Strauss, el concepto de individualidad del símbolo de Mircea Eliade, o el lenguaje primitivo o de la confesión de Ricoeur, en el cual el símbolo que lleva consigo una dimensión cósmica, una onírica y una poética.
Por su parte Eco da al sentido a lo simbólico, mediante el ejemplo de las dos mitades de la moneda, cuyas partes separadas siguen siéndolo, pero que solo al unirse toman la plenitud de su función.

3. ¿Cuáles son los aportes de los simbolistas franceses a la literatura?

PAUL RICOEUR
Existe un Lenguaje primitivo que esta en escala menor (lenguaje mítico) mas allá de la existencia de un lenguaje que pretende analizar los orígenes de las cosas y del hombre.Lenguaje de la confesión es por excelencia simbólico y que esta basado en las relaciones primordiales del hombre con el mundo. Todo símbolo autentico lleva consigo una dimensión cósmica, una onírica y una poética.La cosa cósmica será la posibilitadora de la expresión de un discurso infinito de un sentido que es inagotable. El sueño es el puente que comunica la función cósmica con la función psíquica de los símbolos.
UMBERTO ECOE
El modo simbólico es un uso específico que se le da a los signos. Esto significa que existan “experiencias semióticas” que aparecen oscuras en las cuales la expresión es correlacionada con una nebulosa de contenido.Una de las propiedades del modo simbólico es una reconocible analogía entre simbolizados y simbolizado. El símbolo se erige en la vaguedad del contenido.Una de las características más importantes para el modo simbólico es la del consenso social.
4. ¿Como se construye el mundo simbólico en la cuentística latinoamericana?
Los cuentos populares son alimentos para el alma del niño, estimulan su fantasía y cumplen una función terapéutica; primero, porque reflejan sus experiencias, pensamientos y sentimientos; y, segundo, porque le ayudan a superar sus ataduras emocionales por medio de un lenguaje simbólico, haciendo hincapié en todas las etapas -periodos o fases- por las que atraviesa a lo largo de su infancia.Cuando el niño lee o escucha un cuento popular, pone en juego el poder de su fantasía y, en el mejor de los casos, logra reconocerse a sí mismo en el personaje central, en sus peripecias y en la solución de sus dificultades, en virtud de que el tema de los cuentos le permiten trabajar con los conflictos de su fuero interno. El psicoanalista Bruno Bettelheim ha manifestado que en el campo de la literatura infantil no existe otra cosa más enriquecedora que los viejos cuentos populares, no sólo por su forma literaria y su belleza estética, sino también porque son comprensibles para el niño, cosa que ninguna otra forma de arte es capaz de conseguir. Bettelheim, en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas, afirma que: “A través de los siglos (si no milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el modelo psicoanalítico de personalidad humana, los cuentos aportan importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual sea el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando, dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del súper-yo” (Bettelheim, B., 1986, p. 12-13).Conforme a lo señalado por Bettelheim, no cabe duda de que casi todos los cuentos que provienen de la tradición oral abordan el mismo tema: la sublimación de los conflictos emocionales y los problemas existenciales que aquejan a los niños. No es extraño que las niñas, que son víctimas de abusos sexuales, asocien a sus violadores con los personajes “malditos” de los cuentos populares, cuyos protagonistas -lobos, ogros, gnomos, brujas y otros- se tornan en individuos del mundo real.Si bien existen libros pedagógicos que ayudan a desarrollar las funciones cognoscitivas del niño, existen también libros que ayudan a superar los traumas psicológicos por medio de la ficción y el lenguaje simbólico, que representa cosas que no están al alcance del entendimiento humano. Ya Carl G. Jung, en “El hombre y sus símbolos”, dice: “usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Esta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes. Pero esta utilización consciente de los símbolos es sólo un aspecto de un hecho psicológico de gran importancia: el hombre también produce símbolos inconscientes y espontáneamente en forma de sueños” (Jung).

GLOSARIO

1. Cabal: Ajustado a peso o medida.Dicho de una cosa: Que cabe a cada uno. Excelente en su clase.Completo, exacto, perfecto.

2. Acepción: (Del lat. acceptĭo, -ōnis). f. Cada uno de los significados de una palabra según los contextos en que aparece.

3. Onírico, ca: (Del gr. ὄνειρος, ensueño). adj. Perteneciente o relativo a los sueños.

4. Heteróclito, ta: (Del lat. heteroclĭtus, y este del gr. ἑτερόκλιτος). adj. Irregular, extraño y fuera de orden. 2. Gram. Perteneciente o relativo a la heteroclisis. 3. Gram. Se dice del nombre que no se declina según la regla común, y, en general, de todo paradigma que se aparta de lo regular.

5. Inherente: (Del lat. inhaerens, -entis, part. act. de inhaerēre, estar unido). adj. Que por su naturaleza está de tal manera unido a algo, que no se puede separar de ello.

6. Yuxtaponer: (Del lat. iuxta, cerca de, y ponĕre, poner). tr. Poner algo junto a otra cosa o inmediata a ella. U. t. c. prnl. ¶ MORF. conjug. c. poner; part. irreg. yuxtapuesto.

7. Anexionista: adj. Partidario o defensor del anexionismo. Apl. a pers., u. t. c. s.

8. Etnología: (De etno- y -logía). f. Ciencia que estudia las causas y razones de las costumbres y tradiciones de los pueblos.