Sentado en un pequeño taburete el cual se convirtió en el compañero perfecto para una vieja mesa llena de recuerdos que esta dispuesta para varios fines en un rincón de la sala de mi casa…. Frente a mi presente como lo ha estado desde el día de su creación imponente, intimidante un papel en blanco, una hoja, varias hojas, recordándome la responsabilidad que adquirí aquel día después de tanto reflexionar a cerca de que libro iba a tomar para hacer la respectiva interpretación acordada como convocatoria en la asignatura del profesor Elmer. La decisión estaba tomada y hoy me encuentro acá próximo a sumergirme en una nueva aventura, en una nueva hazaña, desmembrar el Sueño imperfecto de Carlos Arturo Gamboa Bobadilla.
“Cuando David empuño el revolver no pensó en si mismo; solo se acordó de Borges y sintió que todos los hombres eran uno solo y todos confluían en el. La noche anterior había sentido lo mismo frente al libro amarillo y prologado por el ultraísta argentino, que a su juicio aun la humanidad le debía el premio Nobel. Tras otra lectura mas de las inagotables paginas, se estanco casi por siglos- así lo parecía – en contemplar cada línea de aquel relato entre lo real y lo fantástico titular de La intrusa; para David la actitud de los hermanos Nielson era normal y entendible”.
Teniendo en cuenta el fragmento del relato- breve suceso entre David y Borges-. De la obra de Gamboa, puedo decir que el autor se sirve de la voz de su personaje para manifestar su admiración por aquel otro personaje que habita en la inmediatez del relato, el cual va y viene como brisa suave paseándose sobre la cabeza del protagonista.
El David de Gamboa, cual Quijote de Cervantes se encuentra inmerso en la prodigiosa locura que produce el desborde de la realidad pactada en el génesis de la literatura.
Por otra parte y recurriendo a Husserl el cual plantea “El acto de pensar y el objeto del pensamiento se relacionan internamente y el uno depende del otro. Mi conciencia no es meramente un registro pasivo del mundo, si no que lo constituye activamente, lo “pretende”. Entonces para llegar a la certeza debemos, en primer lugar, no hacer caso ( o “poner en paréntesis”) de cuanto se encuentre mas allá de nuestra experiencia inmediata; debemos reducir el mundo exterior únicamente al contenido de nuestra propia conciencia”.
Esta postura fenomenológica se suscita cuando existe conciencia, es decir el autor plantea su visión de mundo, se apodera de este por medio del lenguaje mediado por su experiencia que en ultima instancia es la fuente de su conocimiento, que se torna trascendental pues su conciencia esta por encima del objeto.
Gamboa por medio de la literatura deja al descubierto lo que para el debería ser la historia. Así como también en el relato la sensibilidad humana es consumida por el fuego avasallador del materialismo antagonista y recurrente en la obra. La muerte otro tema al cual recurre constantemente el autor, es juez, verdugo, veredicto y solución ya que como alguna vez escribiera Borges “la muerte (o su ilusión) hace precisos y patéticos a los hombres”.
La ceguera exacerbada padecida por la humanidad que busca incesantemente una verdad,- verdad que siempre esta presente- se esparce como bruma nocturna a la par del juego que el autor le propone al lector por medio de la metáfora para llevarlo a la reflexión.
Este juego metafórico predomina en el cuento “El teorema de Jorge”, alusión a la incapacidad de soñar que padece el hombre moderno, de su escepticismo por todo aquello que no halla sido sometido al rigor científico, por su cegador prejuicio y su tendencia a la discriminación, su fobia a lo diferente, su desquiciado consumismo y su superficialidad. Gamboa media con agudeza poética entre la banalidad reinante y la luz tenue de sabiduría que habita en el corazón de los hombres.
Al respeto discursa Eagleton en su obra una Introducción a la Teoría Literaria, “Si la existencia humana esta constituida por el tiempo también lo esta por el lenguaje. Para Heidegger el lenguaje no es un mero instrumento de comunicación, un recurso secundario para expresar “ideas”: es, precisamente, la dimensión en que se mueve la vida humana y que, por principio de cuentas, hace que el mundo llegue a la existencia. Solo donde hay leguaje hay “mundo”, en un sentido distintivamente humano. Heidegger no piensa en el lenguaje en función de lo que usted o yo podemos decir: el lenguaje tiene una existencia propia de lo cual los seres humanos llegan a participar, y, exclusivamente debido a esta participación, llegan a ser seres humanos. El leguaje siempre pre-existe con relación en el sujeto individual, como territorio en el cual se desenvuelve; tiene un contenido de “verdad” no tanto como instrumento para intercambiar información precisa si no como el lugar donde la realidad se “des-cubre” a si misma y se abre a nuestra contemplación. En esta aceptación del lenguaje como entidad cuasi objetiva, anterior a todos los individuos particulares, el pensamiento de Heidegger lleva un curso paralelo al de las teorías del estructuralismo”.
Retomando la anterior postura y comparándola con lo que yace en el cuento antes mencionado, el cual se concibe en la mente de un idealista cuyo pensamiento surca los espacios incomprendidos por el hombre común, que eleva su razón por encima de su deseo, aquel hombre cuyo discurso se torna ininteligible para aquel que inerme en un ultimo intento aguza sus sentidos pero estos cual ciervo asustado tras el disparo del cazador, huyen dejándolo como navío que en medio de la tormenta naufraga.
En la turbulencia suscitada en el mundo, el poeta se debate entre sucumbir ante la realidad o vivir aferrado a una ilusión que lo mantiene vivo, luz incesante en la mas oscura noche, halito de vida, melodía purificadora, eso es para el poeta su creación que va en contraposición con la creación de los moradores del mundo, quienes no leen o no quieren leer de este lo que el poeta si puesto que es su esencia.
“Jorge, un matemático empírico que en la antigua Grecia seria objeto de adoración por parte de gobernadores y alumnos homosexuales, camino por esta ciudad tildado de loco, cuando los calificativos le fueron favorables. Supo, como ningún sabio, cuantos cabellos poseía y cuantas estrellas se trasnochaban deliciosamente contemplando el mundo. Fue capaz de enumerar las virtudes y los defectos de la existencia y hallo un porcentaje favorable, razón por la cual siempre quiso vivir. No formulo ni un solo teorema y ninguna ecuación lleva su nombre, pero midió con sus dedos la delicia de un atardecer y el estupor sagrado que guarda el diámetro de una gota de agua. Alcanzo, aun con vida, a saber el porque los arboles crecen de acuerdo con la medida de los hombres que los rodean y cuanto se debe gastar para vivir aislado en un planeta que le dio un precio a todo, incluso al ser humano. Sus respuestas nos asombrarían y no dudaríamos un momento en calificarlo de desequilibrado, pero sus enormes secretos los cargo a la tumba, no por envidia, pues no la conoció, sino porque nadie se atrevió a creerle una sola palabra”.
Como fue mencionado anteriormente la esencia del poeta es su virtud para despejar la incógnita para descifrar lo indescifrable.
Entonces teniendo en cuenta el segmento del cuento de Gamboa arriba plasmado, es evidente que el poeta, como Jorge son incomprendidos, almas que como fichas defectuosas no encajan en el rompecabezas que es el mundo.
Por otra parte es importante resaltar el papel que juega la relación hombre-Dios (dioses)- religión, que existe en la obra. Como ejemplo de ello tenemos el relato titulado –sangre roja escarlata-, la cual es sin lugar a dudas un puñetazo en la cara para aquellos que ven en lo sacerdotes a seres inmaculados con poderes sobrenaturales y los cuales están mas halla del bien y del mal. Por el contrario Gamboa mediante esta hermosa critica bien concebida, las muestras tal cual son, tan humanos, frágiles y patéticos como cualquier mortal.
“Una pausa recóndita y luego me atrajo bruscamente contra su pecho: “hija, yo se que tu sufres por tus pecados, que la lujuria a socavado tu cuerpo inocente y de noche despiertas con pensamientos agobiantes. Es tu carne, hija, pero la redención es oportuna”. Al concluir el sermón sus manos se abrieron paso entre mis piernas y con gran velocidad mis senos quedaron flotando en el aire con olor a incienso. Sus dedos penetraron como agujas en mis calzoncitos de franela y mi sexo parecía una laguna de encantos musicales.
Me desvistió con un ritual sagrado, inundando mi cuerpo con una saliva vivificante y erótica, su boca se amoldo a mis senos en los que la pulcritud asemejaba un nevado en llamas. Me poseyó con una magia tal, que no sentí el momento en que el cántaro estallaba contra su sexo de piedra antigua. Se levanto como si acabara de ganar un alma para su inventario celestial, acomodo su ropa que nunca termino de quitarse y me brindo una sonrisa complaciente.
Luego se alejo. Mientras se vestía pensé en las consecuencias religiosas de aquel acto carnal, pero me reconfortaba la idea de haber sido desflorada por un hombre que quizás seria el mismo Dios en persona. Calce mis sandalias y al incorporarme del sofá vi un hilillo de sangre que buscaba la curvatura de la caída. Sangre roja escarlata, como la sangre del salvador que proclamaba”.
En este relato el autor se apropia de una voz femenina y se recrea una escena cargada de erotismo normal entre dos seres humanos de tendencia heterosexual que se atraen.
Con lo anterior lo que se ratifica es la vulnerabilidad del hombre, sin importar su estrato o condición social, sus creencias religiosas, su ideología política, etc. El hombre es vulnerable por que esa es su naturaleza, por que este siempre perece ante sus deseos, es inevitable.
El hombre se rige por lo que Freud llamo “principio de placer –displacer” y como seres racionales que somos, toda nuestra existencia transcurre en esta fluctuación perpetua a la que solo se le antepone el principio de la realidad.
Finalmente considero que la obra de Gamboa invita a una reflexión, a un debatir exhaustivo de las verdades que se nos presentan, pues en su libro sueño imperfecto no queda verdad indemne.
“Cuando David empuño el revolver no pensó en si mismo; solo se acordó de Borges y sintió que todos los hombres eran uno solo y todos confluían en el. La noche anterior había sentido lo mismo frente al libro amarillo y prologado por el ultraísta argentino, que a su juicio aun la humanidad le debía el premio Nobel. Tras otra lectura mas de las inagotables paginas, se estanco casi por siglos- así lo parecía – en contemplar cada línea de aquel relato entre lo real y lo fantástico titular de La intrusa; para David la actitud de los hermanos Nielson era normal y entendible”.
Teniendo en cuenta el fragmento del relato- breve suceso entre David y Borges-. De la obra de Gamboa, puedo decir que el autor se sirve de la voz de su personaje para manifestar su admiración por aquel otro personaje que habita en la inmediatez del relato, el cual va y viene como brisa suave paseándose sobre la cabeza del protagonista.
El David de Gamboa, cual Quijote de Cervantes se encuentra inmerso en la prodigiosa locura que produce el desborde de la realidad pactada en el génesis de la literatura.
Por otra parte y recurriendo a Husserl el cual plantea “El acto de pensar y el objeto del pensamiento se relacionan internamente y el uno depende del otro. Mi conciencia no es meramente un registro pasivo del mundo, si no que lo constituye activamente, lo “pretende”. Entonces para llegar a la certeza debemos, en primer lugar, no hacer caso ( o “poner en paréntesis”) de cuanto se encuentre mas allá de nuestra experiencia inmediata; debemos reducir el mundo exterior únicamente al contenido de nuestra propia conciencia”.
Esta postura fenomenológica se suscita cuando existe conciencia, es decir el autor plantea su visión de mundo, se apodera de este por medio del lenguaje mediado por su experiencia que en ultima instancia es la fuente de su conocimiento, que se torna trascendental pues su conciencia esta por encima del objeto.
Gamboa por medio de la literatura deja al descubierto lo que para el debería ser la historia. Así como también en el relato la sensibilidad humana es consumida por el fuego avasallador del materialismo antagonista y recurrente en la obra. La muerte otro tema al cual recurre constantemente el autor, es juez, verdugo, veredicto y solución ya que como alguna vez escribiera Borges “la muerte (o su ilusión) hace precisos y patéticos a los hombres”.
La ceguera exacerbada padecida por la humanidad que busca incesantemente una verdad,- verdad que siempre esta presente- se esparce como bruma nocturna a la par del juego que el autor le propone al lector por medio de la metáfora para llevarlo a la reflexión.
Este juego metafórico predomina en el cuento “El teorema de Jorge”, alusión a la incapacidad de soñar que padece el hombre moderno, de su escepticismo por todo aquello que no halla sido sometido al rigor científico, por su cegador prejuicio y su tendencia a la discriminación, su fobia a lo diferente, su desquiciado consumismo y su superficialidad. Gamboa media con agudeza poética entre la banalidad reinante y la luz tenue de sabiduría que habita en el corazón de los hombres.
Al respeto discursa Eagleton en su obra una Introducción a la Teoría Literaria, “Si la existencia humana esta constituida por el tiempo también lo esta por el lenguaje. Para Heidegger el lenguaje no es un mero instrumento de comunicación, un recurso secundario para expresar “ideas”: es, precisamente, la dimensión en que se mueve la vida humana y que, por principio de cuentas, hace que el mundo llegue a la existencia. Solo donde hay leguaje hay “mundo”, en un sentido distintivamente humano. Heidegger no piensa en el lenguaje en función de lo que usted o yo podemos decir: el lenguaje tiene una existencia propia de lo cual los seres humanos llegan a participar, y, exclusivamente debido a esta participación, llegan a ser seres humanos. El leguaje siempre pre-existe con relación en el sujeto individual, como territorio en el cual se desenvuelve; tiene un contenido de “verdad” no tanto como instrumento para intercambiar información precisa si no como el lugar donde la realidad se “des-cubre” a si misma y se abre a nuestra contemplación. En esta aceptación del lenguaje como entidad cuasi objetiva, anterior a todos los individuos particulares, el pensamiento de Heidegger lleva un curso paralelo al de las teorías del estructuralismo”.
Retomando la anterior postura y comparándola con lo que yace en el cuento antes mencionado, el cual se concibe en la mente de un idealista cuyo pensamiento surca los espacios incomprendidos por el hombre común, que eleva su razón por encima de su deseo, aquel hombre cuyo discurso se torna ininteligible para aquel que inerme en un ultimo intento aguza sus sentidos pero estos cual ciervo asustado tras el disparo del cazador, huyen dejándolo como navío que en medio de la tormenta naufraga.
En la turbulencia suscitada en el mundo, el poeta se debate entre sucumbir ante la realidad o vivir aferrado a una ilusión que lo mantiene vivo, luz incesante en la mas oscura noche, halito de vida, melodía purificadora, eso es para el poeta su creación que va en contraposición con la creación de los moradores del mundo, quienes no leen o no quieren leer de este lo que el poeta si puesto que es su esencia.
“Jorge, un matemático empírico que en la antigua Grecia seria objeto de adoración por parte de gobernadores y alumnos homosexuales, camino por esta ciudad tildado de loco, cuando los calificativos le fueron favorables. Supo, como ningún sabio, cuantos cabellos poseía y cuantas estrellas se trasnochaban deliciosamente contemplando el mundo. Fue capaz de enumerar las virtudes y los defectos de la existencia y hallo un porcentaje favorable, razón por la cual siempre quiso vivir. No formulo ni un solo teorema y ninguna ecuación lleva su nombre, pero midió con sus dedos la delicia de un atardecer y el estupor sagrado que guarda el diámetro de una gota de agua. Alcanzo, aun con vida, a saber el porque los arboles crecen de acuerdo con la medida de los hombres que los rodean y cuanto se debe gastar para vivir aislado en un planeta que le dio un precio a todo, incluso al ser humano. Sus respuestas nos asombrarían y no dudaríamos un momento en calificarlo de desequilibrado, pero sus enormes secretos los cargo a la tumba, no por envidia, pues no la conoció, sino porque nadie se atrevió a creerle una sola palabra”.
Como fue mencionado anteriormente la esencia del poeta es su virtud para despejar la incógnita para descifrar lo indescifrable.
Entonces teniendo en cuenta el segmento del cuento de Gamboa arriba plasmado, es evidente que el poeta, como Jorge son incomprendidos, almas que como fichas defectuosas no encajan en el rompecabezas que es el mundo.
Por otra parte es importante resaltar el papel que juega la relación hombre-Dios (dioses)- religión, que existe en la obra. Como ejemplo de ello tenemos el relato titulado –sangre roja escarlata-, la cual es sin lugar a dudas un puñetazo en la cara para aquellos que ven en lo sacerdotes a seres inmaculados con poderes sobrenaturales y los cuales están mas halla del bien y del mal. Por el contrario Gamboa mediante esta hermosa critica bien concebida, las muestras tal cual son, tan humanos, frágiles y patéticos como cualquier mortal.
“Una pausa recóndita y luego me atrajo bruscamente contra su pecho: “hija, yo se que tu sufres por tus pecados, que la lujuria a socavado tu cuerpo inocente y de noche despiertas con pensamientos agobiantes. Es tu carne, hija, pero la redención es oportuna”. Al concluir el sermón sus manos se abrieron paso entre mis piernas y con gran velocidad mis senos quedaron flotando en el aire con olor a incienso. Sus dedos penetraron como agujas en mis calzoncitos de franela y mi sexo parecía una laguna de encantos musicales.
Me desvistió con un ritual sagrado, inundando mi cuerpo con una saliva vivificante y erótica, su boca se amoldo a mis senos en los que la pulcritud asemejaba un nevado en llamas. Me poseyó con una magia tal, que no sentí el momento en que el cántaro estallaba contra su sexo de piedra antigua. Se levanto como si acabara de ganar un alma para su inventario celestial, acomodo su ropa que nunca termino de quitarse y me brindo una sonrisa complaciente.
Luego se alejo. Mientras se vestía pensé en las consecuencias religiosas de aquel acto carnal, pero me reconfortaba la idea de haber sido desflorada por un hombre que quizás seria el mismo Dios en persona. Calce mis sandalias y al incorporarme del sofá vi un hilillo de sangre que buscaba la curvatura de la caída. Sangre roja escarlata, como la sangre del salvador que proclamaba”.
En este relato el autor se apropia de una voz femenina y se recrea una escena cargada de erotismo normal entre dos seres humanos de tendencia heterosexual que se atraen.
Con lo anterior lo que se ratifica es la vulnerabilidad del hombre, sin importar su estrato o condición social, sus creencias religiosas, su ideología política, etc. El hombre es vulnerable por que esa es su naturaleza, por que este siempre perece ante sus deseos, es inevitable.
El hombre se rige por lo que Freud llamo “principio de placer –displacer” y como seres racionales que somos, toda nuestra existencia transcurre en esta fluctuación perpetua a la que solo se le antepone el principio de la realidad.
Finalmente considero que la obra de Gamboa invita a una reflexión, a un debatir exhaustivo de las verdades que se nos presentan, pues en su libro sueño imperfecto no queda verdad indemne.